Rituales
El cuerpo se somete a la maquinaria del cine: la violencia del montaje, la inteligencia tecnológica que describe todo acto humano en su calidad ritual. Los ambientes anodinos se vuelven escenarios de magia negra: la computadora, la cocina, el quirófano, el laboratorio fílmico, el gimnasio, el hogar. Cuando la imagen tartamudea, el gesto aleatorio se vuelve compulsión, el deseo reprimido corroe el revestimiento de la vida enmarcada en perfección. Ningún acto es inocente, el mundo es ajeno a la quietud. El cine, ese “pacto secreto entre luz y oscuridad” alborota el alma de las cosas.
Los documentales que forman parte de este programa son:
Una reflexión aparentemente sencilla, pero siniestra, sobre el poder del texto: el manifiesto del Unabomber es sometido a la función de autocorrección de Microsoft Word, evocando así la violencia que subyace las palabras detectadas.
Una cascada de imágenes editadas cuadro por cuadro fluyen hacia una alegoría del ciclo lunar.
La duda es una sombra que acecha al médico y a sus asistentes, quienes en un ritual extraño, sucumben al territorio de la violencia abyecta y heredan la enfermedad que sospechan es la muerte.
Los objetos, espacios y saberes que alberga el laboratorio de los Estudios Churubusco de la Ciudad de México, cobran vida.
Vera es un personaje creado en el tiempo que tomó animar una telaraña, pensando en la canción de Bix Beiderbecke, Mississippi Mud.
Técnicas de defensa propia repetidas al ritmo glacial de una canción de pop distorsionada: Just the Way You Are. En la extraña coreografía, se fusionan la violencia y la complementariedad; el movimiento intuye la promesa de un baile.
Descrita por el crítico Ernest Callenbach como “un largo y estridente eructo en la cara del hogar estadounidense”. Nelson y Wiley socavan la imagen higienizada de la vida doméstica, la maternidad, y el matrimonio, revelando las pulsiones ocultas que se esconden detrás de los rituales cotidianos.