Imagen cortesía de Luchadoras MX
Nunca seremos como uno de ellos, en lugar de eso seremos algo real”
Es una frase que Ixchel García, feminista, lesbiana y activista de Luchadoras MX rescata de la película Rafiki. Durante nuestra plática, destaca la hegemonía patriarcal con que las lesbianas son representadas en el cine y en nuestro imaginario. Resulta confrontativo reconocer el sinfín de ocasiones en que la lesbiandad se asocia con la prohibición o, cuando es aceptada, mayormente se observa en cuerpos bellos e hipersexualizados. Ante este panorama, un amor entre mujeres que se experimenta desde la ternura resulta radical. Por eso, hay una postura política importante al enunciar que el lesbianismo es algo real, simplemente eso, algo que sucede y que no debe ser objeto de consumo ni de discriminación, porque es tan real como cualquier otra forma de amar.
De acuerdo con la ONU, las mujeres lesbianas sufren al menos una doble discriminación: una por su género y otra por su orientación sexual. Además de otros factores que influyen en la aceptación de la comunidad como color de piel, complexión, origen, etc. Es por eso que en el marco del Día Internacional del Orgullo LGBT+ queremos hablar de visibilidad lésbica. Para ello, presentamos una entrevista con Ixchel García, del área de Internet Feminista de Luchadoras MX, una colectiva dedicada a la creación de historias, la construcción de un internet libre de violencias y la creación de espacios de encuentro que reivindican y dignifican los saberes, la fuerza y el poder de las mujeres.
Además de esta entrevista, creamos junto con Luchadoras MX una lista de películas sobre visibilidad lésbica que pueden verse en internet y que puedes leer aquí.
¿Cómo nace y cuál es la misión principal de Luchadoras MX?
Luchadoras MX nace cuando Lulú, la fundadora, rechaza la idea de que siempre existan las mismas representaciones hegemónicas de las morras en la televisión, el cine y el internet.
Buscando contar otras historias mediante narrativas donde podamos hablar de mujeres que nos inspiran, Luchadoras comenzó como un programa de entrevistas a activistas, artistas, escritoras y mujeres que estuvieran haciendo cosas chidas. Con el tiempo el proyecto fue creciendo hasta volverse una iniciativa sólida. Además de contar historias que transforman, Luchadoras busca contribuir a un internet feminista, libre de violencias, porque merecemos reivindicar y dignificar nuestros saberes desde la perspectiva de las mujeres para las mujeres. Por eso, desde el área de Internet Feminista hacemos proyectos e investigaciones sobre violencias digitales con la intención de dar herramientas a las mujeres para que se protejan en línea y naveguen seguras.
¿Por qué consideras fundamental hablar de visibilidad lésbica?
Para mí hubiera sido muy diferente si las primeras veces que sentí que la palabra lesbiana formaba parte de mi vida, los modelos lésbicos que veía en televisión hubieran sido distintos. La importancia del orgullo y la visibilidad es que nunca sabes quién podría sentirse apoyado. La frase “el orgullo nació de la rabia” aparece en mi historia de vida cuando me sentí violentada por no poder aceptar mi identidad y de ver cómo cambiaba todo cuando me hacía visible.
Actualmente seguimos siendo atacadas, no solo por ser lesbianas, sino también por el hecho de ser mujeres. La existencia lésbica se trata de resistir y no permitir que se borre nuestra historia, de tomar la palabra y hacerla nuestra, de hacernos visibles como parte de una genealogía; hacernos visibles también es amarnos a nosotras mismas y poder demostrar el amor hacia otras mujeres.
¿Internet es un espacio que contribuye a la visibilidad lésbica?
La visibilidad lésbica en internet también se representa en cuerpos hegemónicamente bellos. Eso no quiere decir que no sufran discriminación, pero también es cierto que son más fácilmente aceptados y que no necesariamente engloban todo el espectro de lo que es ser lesbiana. Los estereotipos de género, al ser creados bajo la adoración a la masculinidad, hipersexualizan a las identidades y rechazan aquellas que no concuerdan con su idea de lo que sería ser una “buena lesbiana”. Hace tiempo escribí sobre el machismo en los algoritmos porque en Google, hasta hace poco, al escribir la palabra “lesbiana” solo salían sitios de pornografía. Para alguien que está dudando de su identidad esto es un choque. Por eso son importantes proyectos que tratan el ser lesbiana desde una perspectiva no patriarcal, como Mujeres al Borde, proyecto colombiano sobre diversidad sexual, Radio HumedaLes, radio lésbica de Chile, el podcast History Is Gay o algunas usuarias de Twitter como Sofía J. Poiré (@sof_j) o Ytzel Maya (@ytzmaya) con quienes me identifico mucho. Aunque sea en una plataforma que es parte del capitalismo, al menos ayudan a conectarnos entre morras que traemos otras ideas.
En ese espacio, ¿de qué manera replicamos sistemas de violencia patriarcales entre mujeres?
Últimamente se ha dado mucho la práctica de doxing entre morras. Internet es un espacio con un potencial enorme para crear conexiones, pero también estamos replicando unas violencias muy fuertes al doxearnos o insultarnos solo porque no pensamos de la misma manera. Ahora debemos ser empáticas, en un mundo que quiere vernos peleando y quiere ver a mujeres contra mujeres, es cuando más debemos unirnos y eliminar la misoginia interiorizada y el odio a la diferencia.
¿Otros espacios fuera de Internet que fomenten la visibilidad lésbica?
Para mí, espacios en CDMX como La Gozadera, La Cañita, Casa Gomorra o Centro Cultural Border.
¿Qué opinas de la representación de las lesbianas en el cine?
Si hago una revisión a mis primeros referentes lésbicos, sin duda las cosas han cambiado mucho. Hay películas que me influyeron al ir creciendo como La novia de la novia (Imagine Me & You), que me recuerdan cuando era más joven y buscaba obras donde la lesbiana no fuera la mala o donde no hubiera un vato de por medio. Actualmente algunas que me han gustado mucho son Una mujer en llamas, que tiene una conexión más erótica y con complicidad entre mujeres o Rafiki, que es muy política al hacer una historia de amor muy tierna en un país donde la homosexualidad sigue siendo ilegal. También está La noche de las nerds (Booksmart) porque no se centra en ser lesbiana y que eso sea un conflicto, sino que solo es parte de quien es ella y Thelma, una película de terror.
Me gusta pensar el cine lésbico por sus formas de vinculación femenina; esa ternura y complicidad entre mujeres que también está en las amistades, entre madre e hija o en la hermandad, y que invitan a pensar en esas representaciones más allá de la salida del closet, el sexo o el hombre de por medio. Muchas veces para llegar a eso se requiere una mirada femenina: cine hecho por mujeres, sobre mujeres y para mujeres.
¿Cuáles serían algunos elementos que deberíamos cuestionar en cuanto a la representación hegemónica de las mujeres?
La imagen de la mujer buena, la mujer que sufre, siempre enfocada en la búsqueda del amor y también la de los cuerpos occidentales: mujeres blancas, delgadas y heterosexuales.
¿Cuáles son algunos prejuicios comunes en torno a las lesbianas y cómo erradicarlos?
Somos vistas y enunciadas por la sociedad patriarcal y heteronormada desde una necesidad de encasillar con estereotipos y etiquetas como butch o lipstick, lo cual termina por fetichizar el ser lesbiana y contribuye a un pensamiento basado en binarismos. Por eso hay un gran potencial en los discursos audiovisuales, en la manera en que se presentan las historias y los personajes, porque desde ahí se pueden hacer grandes cambios que ayuden a mostrar y normalizar otros cuerpos, otras miradas a las lesbianas más allá de la mirada patriarcal y sexualizada con una carga de extraño o inmoral en el lesbianismo.
¿De qué manera la defensa de los derechos de las lesbianas contribuye a la lucha feminista?
La historia de las lesbianas es una historia que se niega a ser contada. Por ejemplo, en el auge del movimiento feminista en México alrededor de 1975, cuando las bases teóricas comenzaron a establecerse y se institucionalizó el feminismo con el apoyo de algunas ONG, los grupos lésbicos —a raíz de una lesbofobia interiorizada— fueron segregados, pese a que en ellos surgieron muchas de las bases del feminismo como la militancia autónoma y la identidad política emancipada. Se tiene registro de que, para promover la aceptación del movimiento en México, el feminismo debía invisibilizar el lesbianismo.
A la par de esto, en la historia de la diversidad sexual las lesbianas solían pertenecer a grupos de libertad homosexual, pero ¿por qué enunciar a las lesbianas desde la homosexualidad? Por eso el movimiento lesbofeminista nace autónomo e independiente, con expresiones sexopolíticas propias de su cosmovisión, aunque de la mano del feminismo. Como dice Yan María Yaoyólotl “no se puede hacer feminismo sin lesbianismo ni lesbianismo sin feminismo; el feminismo sin lesbianismo carece de contenido y el lesbianismo sin feminismo es ciego”.
Para entender el movimiento de los derechos lésbicos hay que hacerlo desde la revolución, desde el cambio profundo, desde la raíz de una sociedad que nos oprime y que es patriarcal, heterosexual y capitalista; hay militancia en existir, porque las lesbianas existimos porque resistimos y resistimos porque existimos. Por eso también se trata de celebrar como una forma de protesta, celebrar la vida y decir que estamos vivas y tenemos derechos.
Como sociedad civil, ¿cómo podemos mejorar la visibilidad lésbica?
Siendo empáticas y aprendiendo a escuchar. Hay que escucharnos a nosotras mismas y a las demás personas, incluyendo la multiplicidad de identidades y orientaciones que existen. Muchas veces tenemos preconcepciones incrustadas que nos hacen hablar en nombre de experiencias que no conocemos y debemos aprender a quitarnos el ego y entender que no tenemos la verdad absoluta, sino que existen muchas historias y debemos unirnos y escucharnos desde la diversidad sin atacarnos entre nosotras. No ser violentas con nosotras mismas ni con las demás, aprender a cambiar y a crecer.
También se puede actuar desde internet, donde se permite expresar la diversidad sexual de una manera más libre que en el mundo offline porque no sentimos el juicio de por medio. Las plataformas permiten ser una misma, narrarse y conectar con otras personas. También ahí podemos apoyarnos y escuchar historias de la diversidad.
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Magaly Olivera es editora de Ambulante. Fue ganadora del VIII Concurso de Crítica Cinematográfica Alfonso Reyes “Fósforo” de FICUNAM y finalista del II Concurso de Crítica Cinematográfica del Festival Internacional de Cine de Los Cabos. Ha publicado en medios como Icónica, Cinegarage, Correspondencias, Código y Tierra Adentro, entre otros.