Ordinario Sublime
Si algo ha generado el dominio del cine comercial, es un sistema de valores que descarta aquellos momentos que no son suficientemente dramáticos —léase dignos— de ser plasmados en la pantalla. Esta serie de cortometrajes prueba lo contrario: en el contexto más mundano, se asoma algo sublime. O, como relata la voz en off en el corto de Jane Campion, “alrededor de nosotros, existen un millón de instantes, pero cada uno tiene una presencia tan frágil, que se esfuma casi al momento de surgir”. Aquí, la cámara espía momentos de ocio: cuando invitamos a la ficción, dialogamos con versiones de nuestro ser, o paseamos por paisajes inconscientes. Pero el drama privado no es sólo humano: los objetos y los personajes ficticios también se rebelan contra la tiranía de su narrativa. Un patito de hule sufre una crisis existencial. Dorothy descubre que ni Kansas ni Oz son lugares seguros para una mujer viajando sola. Las modelos en las páginas de un catálogo describen la cárcel del hogar . Lara Croft detecta el diseño sisífeo de su historia: morir una y otra vez en un mundo hostil y pixelado, ser espectáculo erótico y vehículo de ansiedades contemporáneas.
Los documentales que forman parte de este programa son:
Una sola toma enmarca los modelos de avión Microfilm y sus cuidadores.
Una serie de viñetas captan momentos cotidianos —incómodos, a veces vergonzosos— pero enteramente familiares.
Las imágenes de un catálogo de Manufrance de los años setenta plasman lo que sería el día ideal de una ama de casa.
Inspirado en el misterio que rodea el predicamento de Dorothy en El mago de Oz: ¿que pasó con sus papás? ¿Por qué no tiene amigos de su edad? ¿Por qué su fantasía está poblada de rancheros rucos?
Una fábula sobre la identidad y la pertenencia: la crisis existencial de un patito de hule, dramatizada a partir de fragmentos de discos para niños, sonidos de ganso, y música derivada de las emisiones ornitológicas.
Una mujer naufraga en un paisaje onírico; en el extraño viaje dictado por la búsqueda de una pieza de ajedrez, se topa con personajes misteriosos y varias versiones de sí misma.
En esta reflexión feminista y oda a Lara Croft, la voluptuosa estrella del videojuego Tomb Raider, se conjugan el inventario limitado de expresiones y gestos de la protagonista con escenarios hostiles, y el discurso filosófico de Fernando Pessoa, Joanna Russ y Sun Ra.