Sin perder de vista su índole periodística, Ángel Melgoza recuerda una de las frases que un profesor de la universidad mencionó en su estancia estudiantil: “Donde hay conflicto, hay periodismo”. Con esa reflexión en mente, en su documental Tolvanera se enfoca en una de las mineras más importantes del país ubicada en Sonora: la Minera Penmont. Así, y para un mayor entendimiento de la situación actual, de manera cronológica se reconstruye el escenario y situaciones previas a la llegada de dicha minera.
Donde hay conflicto, hay periodismo
Esta contextualización no se basa exclusivamente en la recaudación documental, sino en el acompañamiento de diversos especialistas que ofrecen una opinión desde su campo de estudio. De esta manera, se reúnen ambientalistas, ingenieras, abogadas, periodistas e historiadores que más allá de ubicar al espectador, crean un ambiente ilustrativo de manera que los receptores generen una perspectiva crítica e individual ante tal circunstancia.
Por un lado, observamos al grupo Ejido del Bajío, trastocado por una serie de circunstancias que lo ha embestido y vulnerado desde hace aproximadamente 25 años. Por otro lado, la industria minera que poco considera los derechos ejidatarios y el poder político del país, pues debido a su gran nivel y poder económico, aspectos como lo legal, lo justo y los límites de la explotación pierden fuerza si se comparan y anteponen con los beneficios que la riqueza monetaria ofrece. En este sentido, más allá de la pérdida de los territorios por parte de los ejidatarios, sucumbe la posibilidad de defender su patrimonio y con ello su modo y estilo de vida. Evidentemente, esta situación no solo afecta al líder del ejido sino a cada ser que lo conforma y a la familia que está detrás de ellos.
No obstante, lo complicado de la situación no se traduce en sosiego por parte de los ejidatarios, pues ellos tomaron acciones legales con el propósito de retomar y exigir sus derechos, y aunque sí lograron anteponerse, hasta el término del documental no tuvieron alguna resolución contundente. Desde ahí, se entrevé el efecto de la corrupción, la impunidad y el aprovechamiento de los recursos económicos que otorga la minera. Por si fuera poco, años más tarde el territorio minero se ve amenazado, nuevamente, pero ahora por el narcotráfico. Contrario a los intereses de la empresa, que se perfila hacia la privatización, el crimen organizado tiene otros objetivos. Y aunque no se enuncia explícitamente, se aboga por la conservación y obtención de superficies que no serán concedidas a sus propietarios primarios.
Uno de los primeros puntos que queda claro desde el inicio del documental es el carácter diverso de la práctica minera. No se trata de una actividad completamente moderna, pues en algunos casos la extracción se realiza aún de manera artesanal. Tolvanera, en un sentido metafórico, no alude estrictamente a los remolinos de polvo provocados por los fuertes vientos o altas temperaturas; sino a la serie de acontecimientos que aquella región sonorense ha visto. Sucesos tan violentos, destructivos y agresivos, como lo es la minería misma, que por momentos dificulta la vista y al paso de la tolvanera pareciera que el resultado es un escenario estático y pacífico.
Diana Zavaleta está por concluir la licenciatura de Letras Hispánicas por la UAM-I con área de concentración en producción editorial. Interesada por el uso de los modelos editoriales en distintos soportes y atraída por el análisis y dilemas de categorización de la literatura femenina.