Hallar la raíz

Sobre Comala

Por Sandra Ramírez

5 Oct 2022

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—¿Conoce usted a Pedro Páramo? —le pregunté.

—¿Quién es?— volví a preguntar.

—Un rencor vivo— me contestó él.

Pedro Páramo, Juan Rulfo

Nos construimos de fragmentos que tomamos de los demás. En un inicio, de nuestro primer círculo, el familiar: la madre, el padre, hermanas y hermanos son, tradicionalmente, los vínculos con los que asociamos nuestra manera de ser. Sin embargo, estos lazos muchas veces se esfuman, consciente o inconscientemente y entonces, ¿seguimos tomando significado a partir de ellos a pesar de su ausencia?

En Comala, título que hace referencia a la emblemática obra de Juan Rulfo, el director Gian Cassini explora su propia identidad partiendo de la historia de su padre, Jimmy Cassini, un sicario asesinado en 2010 durante la denominada guerra contra el narcotráfico.

En este filme, Gian Cassini registra entrevistas con familiares cercanos como su madre, pero también acude con su familia paterna: las voces de su tío, abuelo, abuela, cuñada, hermanastra y sobrinos para reconstruir una historia familiar influenciada fuertemente por el machismo y la violencia. Más que retratarse a sí mismo a partir de los testimonios de otros, el director consigue hilar elementos para crear una imagen de cómo se ve una familia con heridas abiertas y preguntas constantes.

Pese a haber crecido en un ambiente matriarcal toda su vida, Gian Cassini reconoce las influencias que lo llevaron a querer reencontrarse con su padre después de que este se separara de su madre cuando él tenía apenas un año de edad. Esta motivación, dice, surgió de la búsqueda de qué tipo de hombre quería ser. Para ello, tenía que volver a su padre. No obstante, al conocerlo se dio cuenta de que ese no era el hombre en el que se quería convertir, pero, ¿eso impediría que sus raíces lo llevaran a ese mismo camino?

“El Jimmy”, como lo conocían, era el modelo de hombre formado en una sociedad tradicionalmente machista. Mujeriego, fanático de las historias de pistoleros, con gusto por las grandes armas, la adrenalina y diversión que le causaban las drogas y los lujos.

“Yo era el hijo chiflado y maricón que se escondía en las caricaturas”, admite Gian al presentar a su hermanastro, Tony, quien a diferencia de él, construyó una relación tan sólida con su padre al punto de caer en el mismo destino: una muerte violenta tras una vida de actividad ilícita.

A la par que reconstruye esta parte de su historia, Gian Cassini consigue añadir al filme destellos de inocencia a través del retrato de la infancia de sus sobrinos, hijos de Tony. Con James, su sobrino mayor, destaca la manera en la que afecta a la niñez crecer con una figura paterna fragmentada, marcada por la violencia desencadenada de la sed de poder.

Además de las infancias vulneradas, el director retrata las afectaciones a otro sector que dentro de su familia y en la sociedad es constantemente vulnerado: las mujeres. Su madre, su hermanastra, las mujeres con las que estuvo su padre luego de abandonarlo, todas ellas atravesadas por la violencia ejercida por un mismo hombre: Jimmy Cassini.

Así, cada personaje, cada pieza familiar resulta fundamental para la realización del documental que, al final, termina siendo un ejercicio reflexivo acerca de la manera en la que adquirimos y nos forjamos un significado a partir de las personas que nos construyen en la vida.

 

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