En la ciudad de Toritama, en el agreste brasileño, cada año se producen más de veinte millones de jeans. Los habitantes trabajan jornadas que a veces superan las 16 horas, en régimen de autonomía. Espacios improvisados de sus propias casas les sirven de taller. Ahí cosen bolsillos, ponen cierres, pegan botones. Su casa es su empresa y su tiempo les pertenece. Esto los llena de orgullo aunque en realidad ilustran la paradoja contemporánea: ¿emprendedores o promotores de una esclavitud autoimpuesta?
Cuando era niño, Marcelo Gomes acompañaba a su padre, un inspector de hacienda, en sus recorridos por el Nordeste. La proliferación de talleres, la contaminación añil y el ruido de las máquinas no eran parte de Toritama, convertida hoy en un microcosmos capitalista donde el descanso apenas llega en carnaval.
En su última película, el reconocido realizador brasileño se reconecta con el cine documental y descubre una serie de personajes espontáneos, generosos y singulares a quienes filma siempre trabajando. Las conversaciones que mantiene con ellos se alternan con envolventes secuencias donde se evidencia la mecánica de la producción. Su voz afectuosa y calma vuelve de tiempo en tiempo en forma de recuerdo.
Este es, sin duda, un filme donde el control y la espontaneidad se mezclan en proporciones perfectas. Hay algo intangible que emana de la pantalla como si fuera magia: una sonrisa, una sensación de deslumbramiento, una capacidad inusual de hacerte sentir como si fueras al cine por primera vez.
¿Pero cómo una experiencia tan cálida y acogedora puede ser profundamente triste a la vez? Es que el trabajo en la película, por más que sea una experiencia dignificante, es un proceso repetitivo y extenuante, un estado mental de sus personajes para quienes el objetivo principal de la vida parece ser la prosperidad financiera a toda costa, aunque tengan que pasar por encima de sí mismos y aunque nunca llegue.
María Campaña Ramia es programadora de cine y documentalista ecuatoriana. Integra los equipos de programación de Ambulante, IDFA (Países Bajos) y Encuentros del Otro Cine-EDOC (Ecuador), donde fue directora artística por diez años. Coeditó el libro El otro cine-Eduardo Coutinho. Dirigió el documental Derivadas.
Este texto se publicó originalmente en La Revista Ambulante, edición 2020, a la venta aquí.